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viernes, 16 de mayo de 2014

Subida al Pico San Pedro

Bueno, ahora que tengo algo de tiempo, poco, aprovecho para poneros una crónica de la subida al Pico San Pedro que realizamos a principios de mayo. Buen día, tanto climatológico como ornitológico.
Como siempre que vamos al Pico, los primeros que encontramos son a los grupos de buitres descansando en los roquedos. A lo largo del día encontramos unos cuantos, la mayoría leonados pero también algún buitre negro.

Buitre negro y buitres leonados

Comenzamos la ascensión y en un momento que escudriñamos los roquedos, observamos que algo se mueve andando y se esconde entre las rocas. Afinando con el teles, acertamos a descubrir a un adulto de búho real.
Todavía con el subidón, en otras rocas, descubrimos posado a un halcón peregrino. Parecía que el día se nos iba a dar muy bien.

Halcón peregrino

Seguimos subiendo y vemos alguna tarabilla, cogujada montesina, escribano montesino y alguna collalba rubia cantando. También apareció algún roquero solitario y una pareja de pardillos parecían estar construyendo el nido en uno de los enebros cercanos. Dieron varias vueltas con hierbecillas en el pico. El reclamo del cuco y el de la abubilla nos acompañaba.
Ya en una zona elevada, comenzamos a escuchar un reclamo que nos cuesta reconocer. Sobre nuestras cabezas, una pareja de culebreras se exhiben y hacen piruetas entrelazando las garras a una distancia relativamente corta. !!!Sinplemente espectacular!!!!


Águila culebrera

Todavía con la emoción en el cuerpo, seguimos disfrutando del movimiento de otras rapaces. Cernícalo vulgar, milano negro, milano real, ratonero y otra sorpresa. Cerca de unos roquedos de enfrente observamos a otra gran águila. Un ind. de segundo año de águila imperial, parece jugar con algunos buittres. Se dedica a hacer varias pasadas sobre unos buitres leonados posados en las rocas, también persigue e incordia a un buitre negro en vuelo. Disfrutamos de este comportamiento durante media hora. Después de permanecer posada en lo alto de un enebro durante un buen rato, no la volvemos a ver.
Pero todavía nos faltaban por ver algunas aves montanas. En unos riscos lejanos, descubrimos un roquero rojo y cerca localizamos a un bonito macho de escribano hortelano emitiendo su canto territorial.

Escribano hortelano

Antes de terminar la jornada, descubrimos una carroña de una vaca rodeada de varios buitres.

Carroña con buitres leonados y negros

Una vez más, vivimos una jornada de campo inolvidable y en buena compañía.

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