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lunes, 16 de enero de 2023

Proyecto Arroyo del Espino.

Este es un proyecto a desarrollar en nuestro particular “parque natural”, que tantas alegrías nos depara. La idea es saber la biodiversidad que hay, y ver qué medidas se pueden implementar para que haya más y mejor.

La idea es que dure varios años, con diferentes datos a tomar.

Unos serán de aves, mediante recorridos regulares a lo largo de todos los meses del año, y al menos un par de veces al mes. 

Buscar y ver qué especies de anfibios, reptiles y mamíferos hay en el parque. Adaptar varias jornadas a tal efecto, en las épocas más adecuadas.

Anotar que especies de plantas, con principal interés en árboles y arbustos, hay en la zona, diferenciando los autóctonos y los de jardinería.

Identificar plantas exóticas y ver cuántas hay, principalmente arbolado y arbustos catalogados como especies exóticas invasoras.

Ver cuántos gatos asilvestrados hay, estudiar en lo posible, como afectan a la fauna silvestre.

En definitiva tener un conocimiento exhaustivo del paraje, para poder pedir con razonamiento, las medidas para que el lugar sea lo más natural posible.

Aunque estamos puliendo todavía la metodología, ya hemos comenzado a hacer transectos para anotar las aves que vemos.

En nuestras primeras jornadas, hemos descubierto ya a alguna especie poco habitual, como es el Pinzón real (Fringilla montifringilla)

Pinzón real (Fringilla montifringilla). Foto: Arsenio González

Pinzón real (Fringilla montifringilla). Foto: Arsenio González

Además de esta especie, en estas fechas descubrimos otras especies invernantes como zorzal común, petirrojos y acentor común, que también anotamos.

Foto: Juan José García

En los recorridos, de vez en cuando nos acercamos al cauce, para intentar descubrir la presencia de gallineta común.
Foto: Juan José García

Foto: Juan José García

Algunos árboles y arbustos, son muy adecuados para descubrir especies que se alimentan de sus frutos. Uno de esos árboles es el aliso (Alnus glutinosa), donde hay que buscar en invierno al Jilguero lúgano (Spinus spinus), que se alimenta de sus pequeñas piñas.

Foto: Juan José García

Jilguero lúgano (Spinus spinus). Foto: Ricardo Rodero.

Jilguero lúgano (Spinus spinus). Foto: Arsenio González

Foto: Juan José García

Los recorridos nos pueden dar alguna sorpresa más, como fue la presencia de una joven gaviota patiamarilla, posada solitaria en un alto. Ver gaviotas en Colmenar es habitual ya que vienen a alimentarse al vertedero, peero ver una posada en este lugar, nos sorprendió.

Gaviota patiamarilla. Foto: Arsenio González

En los recorridos, realizamos algunas paradas de escucha. Algunas especies de aves son más fáciles de detectar por el canto o reclamo, y muy complicadas de observar, como el chochín (Troglodytes troglodytes) o el Cetia ruiseñor (Cettia cetti).

Foto: Juan José García

Por último, hay un patrimonio cultural, que estaría bien que se conservara y se informara de él con paneles, como los hornos de la Tejera y un puente sobre el arroyo, que están abocados a desaparecer, si no se les tiene en cuenta.

Foto: Juan José García.


domingo, 12 de noviembre de 2017

Jilguero lúgano (Carduelis spinus)

Hoy dando un paseito por el parque lineal del Arroyo del Espino, detrás del centro comercial del Ventanal de la Sierra, en Colmenar Viejo, nos hemos encontrado con esta agradable sorpresa.
Jilguero lúgano (Carduelis spinus)
En un gran aliso que hay junto a una fuente, hemos visto movimiento de varios pajarillos. Al mirar, hemos descubierto a varios lúganos, ahora denominado jilguero lúgano por cuestiones taxonómicas.
Jilguero lúgano (Carduelis spinus)
En Colmenar es una especie puramente invernante, y especialmente asociada a arroyos y riberas donde hay alisos, en los que se alimenta de sus pequeñas piñas, haciendo gala de grandes acrobacias para conseguirlas.

Jilguero lúgano (Carduelis spinus)
La sabiduría popular decía que venían cada 4 años. No es del todo cierto. Presenta un comportamiento migratorio variable según el área de distribución. A su vez, muestra movimientos regionales y continentales que dependen de la disponibilidad de alimento y no están sujetos a una regularidad anual. Las poblaciones del entorno del mar Báltico y Rusia se desplazan en invierno hacia el centro y sur de Europa. El número de ejemplares que migran depende del éxito reproductor de la primavera anterior y de la disponibilidad de alimento. Por ello, cada dos-cinco años, en función de la fructificación del abeto rojo en el norte de Europa, se producen grandes irrupciones de lúganos en el centro del continente, que en ocasiones alcanzan también la Península Ibérica y otros territorios mediterráneos. 

Jilguero lúgano (Carduelis spinus)
Por otra parte, las poblaciones centroeuropeas son sedentarias, aunque, igualmente, la crudeza del invierno o la escasez de semillas fuerzan su desplazamiento hacia los países mediterráneos. A su vez, en estos territorios meridionales puede haber poblaciones reproductoras sedentarias que en invierno se desplazan de manera errática. En España, los lúganos que llegan en otoño e invierno proceden de casi toda Europa, según se desprende de la recaptura de aves anilladas.

Jilguero lúgano (Carduelis spinus)
Aunque podría confundirse con el verdecillo, el pico largo y puntiagudo, las contrastadas marcas amarillas sobre ala oscura y el flanco y vientre muy blanco y listado, nos pueden ayudar a diferenciarlos.

Jilguero lúgano (Carduelis spinus)
Los machos además tienen el pileo negro. El reclamo también es diferente. Una buena forma de localizarlos es buscándolos en alisos.

*Parte de la información procedente de la enciclopedia de SEO/Birdlife.

domingo, 16 de abril de 2017

Arroyo del Espino-El Pozanco

El sábado, después de censar los cernícalos primillas de la Basílica de Colmenar Viejo, un grupo de compañeros de Anapri, nos acercamos a la zona del Pozanco. Avisados por nuestro compañero Ángel, acudimos a intentar ver al torcecuellos que llevaba varios días cantando en la zona. Al poco de llegar, conseguimos escuchar el insistente y repetitivo reclamo. Aunque suele ser bastante esquivo, tuvimos la suerte de sorprenderle en lo alto de las ramas secas de un chopo.

Torcecuellos (Jynx torquilla)

Ajeno a los prismáticos que teníamos clavados en su figura, el torcecuellos nos deleitó con su canto y su presencia durante unos 10 minutos.

Torcecuellos (Jynx torquilla)

Lo curioso de la observación, es el lugar donde se hizo: en el arroyo del Espino, encajonado entre urbanizaciones nuevas y un carril bici.
Afortunadamente, de momento, han preservado el sotobosque y los chopos originarios del arroyo.


Allí, además del magnífico torcecuellos, escuchamos y vimos ruiseñor común, ruiseñor bastardo, curruca capirotada, curruca cabecinegra, curruca carrasqueña y pájaro moscón.
También apareció en escena con su tamborileo un individuo de pico picapinos.

Pico picapinos (Dendrocopos major)

Después de dar una vuelta a la manzana, donde vimos herrerillo, triguero, tarabilla común, buitrón y una cigüeña comiéndose una culebra, regresamos de nuevo al arroyo del Espino, pero a la otra orilla. Cual fue nuestra sorpresa, cuando una pareja de golondrinas dáuricas se afanaban en recolectar barro de un pequeño charco para construir su nido.

Golondrina dáurica (Hirundo daurica)

Antes de retirarnos, algún milano negro, milano real y aguililla calzada, nos sobrevolaban, mientras un par de abejarucos se acercaban volando y reclamando, para posarse en un árbol cercano durante unos minutos, para deleite de los presentes.

Abejaruco (Merops apiaster)

La increible biodiversidad de este pequeño parque periurbano, nos hizo fantasear con su declaración como micro parque natural.