El lunes pasado estuvimos dando una vuelta por el embalse de Santillana. Como tantas otras veces, lo primero que descubrimos fue un buen grupito de tarros canelos alimentándose en una finca con ganado. Al mirar con los prismáticos podemos contabilizar 14 tarros canelos y dos gansos del Nilo. Entre los tarros canelos, descubrimos un individuo con la cara muy blanca y el capirote grisaceo. Se trata de una especie diferente, es una hembra de Tarro del Cabo (Tadorna cana). Especie africana, que al igual que las dos anteriores, parecen haber llegado al embalse procedentes de escapes de colecciones privadas de anátidas. No es la primera vez que la vemos por aquí, pero es mucho menos frecuente que las otras dos.
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Tarro canelo (Tadorna ferruginea) y Tarro del Cabo (Tadorna cana). Foto: Arsenio |
Las miles de gaviotas reidoras y sombrías se desperezan para dirigirse a los vertederos donde se alimentan diariamente. Una única cigüeña blanca en la orilla junto a algún andarríos chico y en la lámina de agua se pueden ver grupitos de ánade azulón, frisos, cercetas comunes y patos cuchara. Entre los árboles y arbustos, nos acompañan los ya abundantes petirrojos invernantes.
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Petirrojo (Erithacus rubecula). Foto: Arsenio |
Algunas fochas lejanas se alimentan cerca de la orilla. No muy lejos, los somormujos lavanco realizan sus inmersiones en busca de peces y un grupito de cuatro zampullines comunes hacen lo propio.
Del encinar emprenden vuelo tres grullas. Procedentes del norte de Europa, vienen a España a pasar el invierno combinando zonas húmedas con encinares donde consiguen una buena fuente de alimento ingiriendo gran cantidad de bellotas. El embalse no es una zona de invernada, pero sí es utilizado casi todos los años por algunos individuos para descansar alguna noche y emprender viaje hacia tierras extremeñas posteriormente. En este caso, había un adulto con dos juveniles, probablemente sus pollos. En sus viajes, suele ir la familia unida.
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Crulla (Grus grus). Foto: Arsenio |
En las praderitas descubrimos banditos de pardillos, algunas veces mezclados con bisbitas pratenses. En las orillas muchas lavanderas blancas, un andarríos grande, dos bisbitas alpinos y también sorprendimos a un par de milanos reales. Al acercarnos sale también una hembra de aguilucho lagunero y en el suelo descubrimos una gaviota reidora de la que se estaban alimentando.
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Milano real (Milvus milvus). Foto: Arsenio |
Hasta cinco abubillas descubrimos en el recorrido. Podrían ser migradoras tardías, aunque cada vez más, algunas de ellas se quedan a pasar el invierno entre nosotros. Sonoros bandos de grajillas y el graznar de algunas cornejas nos delatan su presencia. Al mismo tiempo, algunos cormoranes grandes cruzan volando a ras del agua y el aflautado reclamo de dos archibebe claro nos hace descubrirles en vuelo y seguirles hasta posarse en la otra orilla, donde también hay varias garcetas comunes y una garceta grande.
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Garceta grande (Casmerodius albus) . Foto: Arsenio |
Ya terminando la ruta, nos despide una garza real muy confiada y entre los arbolillos algunos carboneros, herrerillos comunes, un chochín y algún agateador común.
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Garza real (Ardea cinerea). Foto: Arsenio |
Como siempre una mañana muy agradable, en muy buena compañía y con buen número de especies pajariles observadas.