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jueves, 30 de julio de 2020

Casco urbano como lugar de campeo.

En estos últimos meses, por las circunstancias que han acontecido de salud pública y, en mi caso, la paralización de mi actividad laboral, he tenido bastante tiempo para mirar por la terraza. A la ya publicada intensidad de observación registrada en nuestros diarios pajariles del confinamiento, han seguido otras observaciones menos rutinarias pero continuadas.

Milano negro (Milvus migrans)

En este caso, las observaciones giran en torno al uso que han hecho algunas rapaces del casco urbano de Colmenar Viejo (Madrid), como lugar de campeo.

Milano negro (Milvus migrans)

Muy habituales han sido los vuelos rasantes de los milanos negros, cerca de los tejados, provocando continuas espantadas de las cada vez más numerosas palomas domésticas.

Milano.

Mucho más intensas han sido estas visitas al avanzar la primavera, quizás en busca de jóvenes de gorriones y estorninos inexpertos, que podrían ser presa fácil.

Milano.

Su pariente, el milano real, también ha visitado con asiduidad el horizonte sobre el cielo que ejercen los tejados.

Milano real (Milvus milvus)

Mucho más salvaje e indómita, el aguililla calzada causaba auténtico pánico entre todas las aves, escuchándose constantes señales de alarma entre todas las aves del vecindario cuando hacía acto de presencia.

Aguililla calzada (Hieraaetus pennatus)

Y no era para menos, su presencia no era casual, venía expresamente a buscar alguna presa. La mirada hacia los tejados, de la siguiente foto, helaba la sangre a más de un ave que pensara que podría ser su objetivo.

Aguililla calzada (Hieraaetus pennatus)
Una maravilla observarla en el pueblo con ese vuelo elegante y esa fiereza que la caracteriza.

Aguililla calzada (Hieraaetus pennatus)
Pero si hay una rapaz que me ha sorprendido ver en mi barrio, ha sido al halcón peregrino, más por el número de veces, que por el hecho de verla.

Halcón peregrino (Falco peregrinus)

Este proyectil viviente, como lo definió hace años nuestro referente Félix Rodriguez de la Fuente, "me ha visitado" 7-8 veces.

Halcón peregrino (Falco peregrinus)

Varias le localicé con presa en las garras como se puede apreciar de manera testimonial en las fotos, pero también me brindó un increíble picado, sin éxito, que me dejó con la boca abierta, y todo, sin salir de casa.

martes, 22 de agosto de 2017

Dehesa de Navalvillar.

Seguimos saliendo al campito. Esta vez nos tocaba hacer un recorrido por la dehesa. Las primeras aves que vemos son milanos reales. Un par de ellos se persiguen y hacen piruetas en vuelo dejándonos esta bonita estampa.

Milanos reales. Foto: Enrique Pérez.
A lo lejos, una pareja de jabalíes baja por la ladera con 9 "rayones", al tiempo que un zorro se aleja en dirección contraria. Al rato, le descubrimos impasible sin quitarnos el ojo de encima. Una vez controlados, emprende de nuevo su recorrido de campeo en busca de algún conejo.

Zorro (Vulpes vulpes). Foto: Enrique Pérez.
Ya se nota movimiento de pajarillos migratorios. Mosquitero musical, curruca zarcera, curruca mosquitera, curruca mirlona y los primeros colirrojos reales se mueven inquietos entre los matorrales.

Colrrojo real macho (Phoenicurus phoenicurus)
El reclamo de las aguilillas calzadas suena incesante, probablemente de los pollos del año pidiendo comida a sus progenitores. Pasamos un buen rato viendo y fotografiando a varios individuos, también en su morfo oscuro y aprendiendo a identificarles por sus inconfundibles "luces de aterrizaje".

Aguilillas calzadas. Morfo claro y oscuro. Foto: Enrique Pérez.
Además también tuvimos la suerte de ver a un individuo intermedio. No se estaba dando mal. Para colmo, un macho adulto de alcotán pasa en vuelo rasante, mientras en el cielo, un águila imperial adulta, cruza en dirección contraria.

Aguililla calzada. Morfo intermedio. Foto: Enrique Pérez.
Mucho buitre leonado y negro surcando el aire mientras un corzo cruza a la carrera un claro de la dehesa. Suena el relinchar de un pito real, los jovenes alcaudones comunes abundan posados en sus perchas, una pareja de oropéndolas vuela dirección sur y entre la vegetación, acertamos a descubrir a algún zarcero, un par de papamoscas cerrojillo y algunos papamoscas gris.

Papamoscas gris (Muscicapa striata). Foto: Enrique Pérez.
El calor apretaba y a eso de las 12:00h terminábamos nuestra excursión.

lunes, 21 de noviembre de 2016

Embalse de Santillana

El lunes pasado estuvimos dando una vuelta por el embalse de Santillana. Como tantas otras veces, lo primero que descubrimos fue un buen grupito de tarros canelos alimentándose en una finca con ganado. Al mirar con los prismáticos podemos contabilizar 14 tarros canelos y dos gansos del Nilo. Entre los tarros canelos, descubrimos un individuo con la cara muy blanca y el capirote grisaceo. Se trata de una especie diferente, es una hembra de Tarro del Cabo (Tadorna cana). Especie africana, que al igual que las dos anteriores, parecen haber llegado al embalse procedentes de escapes de colecciones privadas de anátidas. No es la primera vez que la vemos por aquí, pero es mucho menos frecuente que las otras dos.

Tarro canelo (Tadorna ferruginea) y Tarro del Cabo (Tadorna cana). Foto: Arsenio

Las miles de gaviotas reidoras y sombrías se desperezan para dirigirse a los vertederos donde se alimentan diariamente. Una única cigüeña blanca en la orilla junto a algún andarríos chico y en la lámina de agua se pueden ver grupitos de ánade azulón, frisos, cercetas comunes y patos cuchara. Entre los árboles y arbustos, nos acompañan los ya abundantes petirrojos invernantes.

Petirrojo (Erithacus rubecula). Foto: Arsenio

Algunas fochas lejanas se alimentan cerca de la orilla. No muy lejos, los somormujos lavanco realizan sus inmersiones en busca de peces y un grupito de cuatro zampullines comunes hacen lo propio.
Del encinar emprenden vuelo tres grullas. Procedentes del norte de Europa, vienen a España a pasar el invierno combinando zonas húmedas con encinares donde consiguen una buena fuente de alimento ingiriendo gran cantidad de bellotas. El embalse no es una zona de invernada, pero sí es utilizado casi todos los años por algunos individuos para descansar alguna noche y emprender viaje hacia tierras extremeñas posteriormente. En este caso, había un adulto con dos juveniles, probablemente sus pollos. En sus viajes, suele ir la familia unida.

Crulla (Grus grus). Foto: Arsenio

En las praderitas descubrimos banditos de pardillos, algunas veces mezclados con bisbitas pratenses. En las orillas muchas lavanderas blancas, un andarríos grande, dos bisbitas alpinos y también sorprendimos a un par de milanos reales. Al acercarnos sale también una hembra de aguilucho lagunero y en el suelo descubrimos una gaviota reidora de la que se estaban alimentando.

Milano real (Milvus milvus). Foto: Arsenio

Hasta cinco abubillas descubrimos en el recorrido. Podrían ser migradoras tardías, aunque cada vez más, algunas de ellas se quedan a pasar el invierno entre nosotros. Sonoros bandos de grajillas y el graznar de algunas cornejas nos delatan su presencia. Al mismo tiempo, algunos cormoranes grandes cruzan volando a ras del agua y el aflautado reclamo de dos archibebe claro nos hace descubrirles en vuelo y seguirles hasta posarse en la otra orilla, donde también hay varias garcetas comunes y una garceta grande.

Garceta grande (Casmerodius albus) . Foto: Arsenio

Ya terminando la ruta, nos despide una garza real muy confiada y entre los arbolillos algunos carboneros, herrerillos comunes, un chochín y algún agateador común.

Garza real (Ardea cinerea). Foto: Arsenio

Como siempre una mañana muy agradable, en muy buena compañía y con buen número de especies pajariles observadas.

jueves, 8 de septiembre de 2016

Verano en la dehesa 1

El intenso calor y la falta de lluvias del verano, convierten al campito en un aparente secarral con poco aliciente para visitarlo. Pero buscando los momentos menos calurosos del día (amanecer, atardecer), siempre hay la oportunidad de poder seguir disfrutando de su fauna.

Dehesa de Navalvillar y Pico San Pedro.

Aunque mucha de nuestra fauna se muestra más esquiva, buscando con aínco las sombras y la protección en la espesura de los árboles y arbustos, hay algunas, que ineludiblemente, por su forma de conseguir el alimento, son fáciles de ver en el cielo.

Aguililla calzada (Hieraaetus pennatus)

Las aguilillas calzadas se alimentan principalmente de conejos. La forma de cazarlos es localizándolos desde el aire, para posteriormente lanzarse en un vertiginoso picado sobre ellos y capturarles con sus afiladas garras.

Milano real (Milvus milvus)

Con hábitos más carroñeros y oportunistas y menos cazador, el milano real también precisa de vuelos de prospección, que a la vez les hacen más visibles para nosotros.

Juvenil de alcaudón común (Lanius senator)

Destacan en estos días otras aves de color parduzco, que también se dejan ver en las ramas altas y desnudas de algunos arbustos como majuelos y rosales silvestres. Se tratan de los pollos de alcaudón común, que hasta su segundo año, después de una muda completa de todas sus plumas, no adquirirá el plumaje blanco del pecho con su característica cabeza rojiza. A los menos avezados en pájaros, les podría parecer una especie totalmente diferente.

Macho de corzo (Capreolus capreolus)

No es tampoco especialmente difícil encontrar algún corzo pastando, ya que, afortunadamente, es una especie que está expandiendo su area de distribución y que está aumentando su número también en la dehesa.

Conejos (Oryctolagus cuniculus)

Por último, entre la gran cantidad de conejos, encontramos algunos con diferente colorido al habitual, pero morfológicamente y comportamentalmente igual que los silvestres.

sábado, 3 de octubre de 2015

Gaviota cabecinegra en Santillana.

El mismo día que buscamos a la pagaza piquirroja, también pudimos hacer buenas observaciones de otras especies. Entre las cientos de gaviotas reidoras nos llamó la atención una que clareaba demasiado. Al mirar con el telescopio, comprobamos que se trataba de un adulto de gaviota cabecinegra en plumaje de invierno.

Gaviota cabecinegra (Larus melanocephalus)

En Espña, esta especie de gaviota se puede ver en sus pasos migratorios o invernando. La mayoría se concentran al sur de Cataluña y al norte de la Comunidad Valenciana. Menos frecuente en el Cantábrico y Galicia. Algunas parejas han criado en el Delta del Ebro, Santa Pola y Alcázar de San Juan.
En Madrid se ven desde agosto hasta mayo, siempre en un número muy reducido.

Gaviota cabecinegra (Larus melanocephalus)

Es la única gaviota con todas las plumas primarias blancas en los adultos. Es lo que nos llamó la atención y lo que la separa de la gaviota reidora, similar en tamaño, pero que tiene algunas primarias negras. Afinando más, se puede ver que el pico de la cabecinegra es un poco más corto y robusto y que la mancha negra de la cabeza es más grande y difuminada.

Gaviota cabecinegra (Larus melanocephalus)

Después de disfrutar un buen rato de ella, seguimos con nuestra búsqueda de la pagaza. Entre las gaviotas, había muchas sombrías y alguna patiamarilla.
Varios ánades reales, muchos más ánades frisos y otra nueva alegría. En el agua un grupito de 5 ánade rabudo nadaban junto a la orilla. Esta especie también la vemos escasamente en nuestros embalses madrileños norteños y siempre en sus pasos migratorios.
También había un buen número de cormorán grande, unos 40 y bastantes somormujos lavancos, siempre tan elegantes.

Somormujo lavanco (Podiceps cristatus)

Aprovechando alguna carroña, algún pez muerto, un milano real reposaba en el suelo. Al poco se posó muy cerca una corneja, quizás con la intención de robarle algo. El milano enseguida levantó vuelo he intentó buscar un lugar más tranquilo donde saciar su apetito.

Milano real (Milvus milvus) y corneja (Corvus corone)

En las praderas cercanas, había un grupito de lavandera boyera, alguna collalba gris, un grupito de gorrión chillón y unas 6 o 7 garcilla bueyera.

Garcilla bueyera (Bubulcus ibis)

Pudimos ver algunas limícolas, pero esto ya será motivo de la siguiente entrada.