Como en años anteriores, principios de septiembre suelen ser una fechas en las que aprovechamos para hacer algunos viajes fuera de nuestra comunidad. En esta ocasión hemos estado en la Albufera de Valencia.
El día 4 salíamos de nuestros pueblos, sin madrugar demasiado, para llegar al mediodía a El Palmar. Allí, después de ver con el coche en marcha, los primeros campos encharcados con variedad de garzas y numerosos moritos (Plegadis fascinellus), llegamos a comer. Elegimos el restaurante Mateu.
 |
Foto: Ángeles Moya |
Unos entrantes con Allipebre, y un par de arroces y fideuá, nos prepararon el cuerpo para disfrutar de la tarde.
 |
Foto: Ángeles Moya |
 |
Foto: Ángeles Moya |
 |
Foto: Ángeles Moya |
Después de la comida y un poquito de sobremesa, nos dirigimos a nuestro primer destino para pajarear, el Tancat del Rei.
Al salir de los coches, lo primero que nos llamó la atención, fue la cantidad de mariposas que había en la zona. Mariposa tigre (Danaus chrysippus), una mariposa que guarda parecido con otra mariposa del mismo género, la mariposa monarca (Danaus plexippus).
 |
Mariposa Tigre (Danaus chrysippus). Foto: Eduardo Ramírez |
En los cables eléctricos, nos observaban grupos de tórtolas europeas y torcaces, en nuestro camino hacia las zonas encharcadas.
En la primera zona con agua, disfrutamos, de las a postre, abundantes canasteras (Glareola pratincola).
 |
Canastera común (Glareola pratincola). Foto: Pedro Juan Sanz. |
 |
Canastera común (Glareola pratincola). Foto: Pedro Juan Sanz. |
Al poco de estar mirando todas las limícolas, descubrimos una "rareza". Un individuo de correlimos pectoral (Calidris melanotos). Esta especie cría en Norteamérica y noreste de Siberia. En sus migraciones postnupciales, algunos individuos recalan de manera accidental por las costas peninsulares.
 |
Correlimos pectoral (Calidris melanotos). Foto: Ricardo Rodero |
 |
Correlimos pectoral (Calidris melanotos). Foto: Pedro Juan Sanz |
Otras limícolas presentes eran chorlitejo chico, chorlitejo grande, andarríos grande, andarríos bastardo, correlimos menudo y correlimos común. Una variedad muy interesante para poder fijarnos en los detalles para diferenciarlos.
 |
Foto: Eduardo Ramírez |
 |
Andarríos bastardo (Tringa glareola). Foto: Ricardo Rodero. |
 |
Correlimos común (Calidris alpina). Foto: Ricardo Rodero. |
Pudimos observar también archibebe claro, un archibebe oscuro y alguna agachadiza común.
 |
Agachadiza común (Gallinago gallinago). Foto: Ricardo Rodero. |
Entre los abundantes correlimos menudos, también descubrimos un par de correlimos de Temminck, diferenciables por la entrada del plumaje blanco hacia el cuello, y las patas verdosas (totalmente negras en el menudo).
 |
Correlimos de Temminck (Calidris temminckii). Foto: Ricardo Rodero. |
Completaban el interesante grupo de aves unas pocas cigüeñuelas, y alguna avoceta.
 |
Avoceta (Recurvirostra avosetta). Foto: Ricardo Rodero. |
Aunque estábamos pasándolo de lo lindo, tuvimos que recoger y con celeridad dirigirnos a el Palmar, donde teníamos contratada una visita en barca a la laguna de la Albufera.
Nuestro patrón nos enseñó la barraca, con su interior decorado con utensilios de pesca y fotografías antiguas, antes de proceder a montar en la embarcación.
 |
Foto: Eduardo Ramírez |
 |
Foto: Eduardo Ramírez |
El paseo muy agradable nos deparaba abundancia de ánade real, garceta común, garza real y alguna focha.
 |
Focha común (Fulica atra). Foto: Ángeles Moya |
 |
Foto: Eduardo Ramírez |
Siempre atentos a los carrizos, vimos posarse una garza imperial, y nos cruzó un macho de avetorillo, que pudimos ver unos segundos posado en las cañas.
 |
Foto: Eduardo Ramírez |
A sabiendas de que nuestro interés por las aves era grande, el patrón nos acercó a una zona donde solía ver calamón. A la ida no lo vimos, pero al dar la vuelta, como por arte de magia, ahí estaba con su precioso plumaje azul brillante y su poderoso pico rojo.
 |
Calamón común (Porphyrio porphyrio). Foto: Ricardo Rodero. |
 |
Calamón común (Porphyrio porphyrio). Foto: Pedro Juan Sanz. |
 |
Foto: Ana María Arjona |
Tranquilamente nos dirigimos a ver el atardecer, con el cielo surcado por gaviotas y canasteras.
 |
Foto: David Sanz |
El broche final e inesperado, fue encontrar a una pareja de avetorillos, en los carrizos del mismo embarcadero de donde habíamos partido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario