En esta entrada quiero contar las vicisitudes y complicaciones, que ha tenido una pareja de lavandera blanca, para criar donde ha decidido criar este año en la Granja escuela CEI el Jarama.
La lavandera blanca es un simpático pajarillo, de tonalidades grisáceas con algo de negro y blanco, y con cola larga, que se pasea por las praderas de cesped para alimentarse de pequeños insectos como moscas y mosquitos que atrapa a la carrera, o con pequeños vuelos y saltitos. No es la primera vez que veo a esta especie criando en la granja. La he visto en algún seto, en una jardinera, junto a alguna llave de riego, y en la leñera. Pero este año ha decidido hacerlo junto a nuestro laguito.
El 22 de abril, mi compañera Elsa, me avisa de que hay un nidito con 2 huevos entre la rocalla que perimetra el laguito. Al acercarme, veo que está excesivamente expuesto como para tener éxito, ya que en esta época del año, hay centenares de niñ@s que disfrutan de una excursión a la granja, y de una de las actividades que es montar en barca. Para intentar que la reproducción se produzca con éxito, decido poner otra roca encima, con entrada hacia el nido, pero que lo hace muy poco visible a tan elevado número de personitas.
Tras comprobar que el cambio lo acepta la pareja de lavanderas, decido poner otra barrera más, en este caso, apoyando una de las barcas que no se utiliza, evitando que l@s niñ@s se puedan acercar mucho.
La puesta continúa y unos días después ya hay 4 huevitos.

En los días posteriores, voy observando como, ante el ruido y alboroto provocado por la excitación de l@s peques a la hora de subir a las barcas, la lavandera sale del nido y se pasa mucho tiempo por el césped, sin atreverse a acercarse, hasta que el peligro se aleja. Con el paso del tiempo, veo que no hay nada en el nido. La puesta ha fracasado, bien por molestias, o bien por depredación.
Algunos días después, observo varias veces a las lavanderas por la misma zona, lo que me hace ponerme en modo pajaril, y en pensar donde podría haber un nuevo nido. El único sitio posible es el matorral que hay junto al puente.
Al levantar las ramitas, "eureka", las lavanderas han construido un nuevo nido, en esta ocasión, la puesta es de 6 huevos.
Aunque de primeras, la alegría es grande, vuelvo a temer el abandono por molestias (cientos de niñ@s gritando en las barcas, y bebiendo, refrescándose, y jugando en la fuente que se encuentra a un metro y medio del nido. Molestias que se producen demasiadas horas al día, lo que pueden provocar un nuevo fracaso reproductor.
El paso de los días se suceden, y ya veo a las lavanderas con ceba en el pico, y con gran cautela para acercarse al nido a alimentar a su prole.
Afortunadamente, la historia ha tenido un final feliz, y el pasado martes 17 de junio, he podido comprobar como las lavanderas han podido criar a 3 polluelos en un medio tan hostil.

No hay comentarios:
Publicar un comentario